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Nombre científico: Boops boops, Box boops, Box vulgaris

Otros nombres comunes:

Andalucía: Boga
Asturias: Boga
Canarias: Catalufa
Cantabria: Boga
Cataluña (Levante): Bogarro, boga
Galicia: Boja, boga
Murcia: Boga
País Vasco: Boga

En otros países
Portugal: Boga
Italia: Boga
Francia: Bogue
Reino Unido: Bogue


Pertenece al género Boops, y es, probablemente, el espárido que más diferencias presenta respecto a su familia. Su morfología recuerda sólo vagamente los patrones familiares y sus costumbres distan mucho de las del resto.

En realidad nos recuerda más a la boga de agua dulce que, aunque parecida, pertenece a la familia de los ciprínidos, típicos peces de aguas continentales entre los que se encuentra la carpa o la tenca.

Pues bien, nuestra boga de mar también es omnívora, pero tirando a vegetariana a medida que crece. Es decir, que, mientras en sus estadios juveniles predomina el régimen carnívoro y la alimentación planctófaga, de adulta se convierte progresivamente en vegetariana, como podemos comprobar si examinamos sus vísceras.

No obstante, una boga, por muy grande que sea, no dudará en atacar un cebo de origen animal. Por eso es capturada con frecuencia, sobre todo por los aficionados que pescan a boya con anzuelo pequeño y carnada blanda. Lo normal es que esto suceda de forma casual cuando perseguimos otros peces. Ahora que, si lo que usted quiere es atrapar bogas, haga exactamente eso: pesque a boya, entre dos aguas, con una carnada blanda y, si es posible, ayúdese con abundante macizo.

Es un pez litoral, pero se comporta como si fuera pelágico. De costumbres estrictamente gregarias, forma bálamos bien estructurados, al revés que muchos otros espáridos. Además, tiende a situarse entre dos aguas, a menudo muy cerca de la superficie, especialmente en verano.

Presenta una mancha azulada en la base de la aleta pectoral, que resalta en su librea verdosa o azulada, con destellos plateados. Su boca es pequeña y frágil, y sus ojos son relativamente grandes. Su forma nos recuerda más a los cupleiformes que a los espáridos, lo mismo que sus hábitos.

Suele acarrear un parásito dentro de la boca, una especie de pulga de mar de aspecto bastante desagradable (Cymothoa banesi) pero inofensivo, que abandona a su huésped tan pronto como lo ponemos en tierra.

Aunque muchos autores consideran que la boga puede alcanzar los dos kg. y aún superar esta talla, nunca he visto ninguna que superase la mitad de ese peso. No obstante, en el anzuelo se defiende bien, aunque con las lógicas limitaciones que le imponen su escaso porte.

Es un pez poco -por no decir nada- apreciado y, que yo sepa, sólo se utiliza para hacer harina de pescado. No figura entre las presas habituales del pescador submarino, salvo en los pasadores de los niños que tiran a todo lo que se mueve. Es comestible, pero su carne blanda, sus muchas espinas y lo insípido de su sabor, desaniman al más hambriento.

De todas formas, si el lector opta por comérselas -una opción legítima, sin duda- en vez de devolverlas al agua, le aconsejamos que las desventre cuanto antes, pues, como en el caso de la salpa, sus vísceras llenas de materia vegetal se pudrirán muy velozmente. Llegado a esta circunstancia, con el vientre del animal hinchado por la fermentación y un juguillo verdoso y fétido que escapa por su conducto anal, habremos de estar muy, pero que muy hambrientos, -cosa que no le deseo al amable lector- para zamparnos a nuestra simpática boga.

 
 

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