Un cebo clásico y fiable. Lo que conocemos por gusana de tubo, -o, simplemente, tubo-, es un anélido marino de color rojizo, que se caracteriza por un penacho filamentoso, que comienza a la altura de la cabeza y llega a cubrir hasta la mitad superior del cuerpo. Este penacho se aprecia únicamente cuando el animal se encuentra en el agua.
Su tamaño medio es de entre siete y catorce centímetros, pero resulta bastante gruesa en proporción a su longitud. Es una gusana bastante dura, que permite poder ser empleada en trozos. O sea que, al contrario que otros anélidos, como el gusano de coco, este anélido podrá ser utilizado en porciones, sin que por ello se vacíe ni pierda su atractivo.
En pequeños trozos es excelente para los pececillos que, como panchitos, chicharrillos o pequeños espáridos del género diplodus, necesitan de anzuelos cortos y de poca carnada.
Pero es igualmente efectiva para los peces de mayores dimensiones que puedan requerir mayor bocado. Para ello podremos ensartarla entera, con o sin ayuda de una aguja.
Ya hemos dicho que esta gusana no se vacía, por lo que el uso de la aguja no presenta problemas.
Es bastante polivalente y resulta del agrado de la mayoría de los peces. Su grado de dureza y resistencia es intermedio, y podemos hablar de un cebo “todo terreno”, que siempre es conveniente tenerlo a mano.
Es un cebo muy apreciado y consumido, por lo que su precio ¡ay!, como el resto de los anélidos, ha aumentado considerablemente en estos últimos años. No obstante, sigue siendo más barato que la americana o que el cangrejillo que continúan en la cabeza del ranking como “primeros espadas”.