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Rombre científico: Psetta maxima
Otros nombres comunes:
País Vasco: errebollo
Francés: Turbot
Inglés: Turbot
Italiano: Rombo chiodat
Alemán: Steinbutt
Se le distingue claramente de otros peces planos por su forma casi circular y su piel oscura y verrugosa.
Habita lechos planos con predominio de arena y zonas mixtas. Es una de las especies más apreciadas, sobre todo por su altísima calidad gastronómica. Sin embargo, debido a su imprevisibilidad y a que muy raramente presenta comportamientos gregarios, no es objeto de una pesca específica.
Se reproduce en aguas costeras durante los meses de verano y su puesta suele alcanzar varios millones de huevos, que luego se convertirán en larvas pelágicas.
Por lo general, el rodaballo, como el resto de los peces planos, es considerado como una especie destinada a la pesca comercial, propicia para las artes de arrastre. Pero esto no quiere decir que no pique a un cebo bien presentado, si éste cumple con los requisitos de descansar sobre el fondo y ofrecer una carnada de su gusto. Lo mejor suele ser encarnar un anélido en un pequeño anzuelo. La gusana de coco suele ser excelente, así como la americana o la de rosca. Asimismo, el cangrejillo de arena o galera puede depararnos agradables sorpresas.
Los aparejos serán siempre de fondo, y lo más habitual para el aficionado que pretende capturarlo es practicar la modalidad de surf casting.
Para ello, no es necesario lanzar a grandes distancias ni en zonas muy profundas, pues el rodaballo vive en cotas variables de profundidad, desde varias decenas -e incluso centenas- de metros, a menos de una braza. Mi primer rodaballo -de un tamaño aceptable- lo capturé con pocos centímetros de agua, utilizando un redeño o quisquillero. Esto no es muy común, pero, en las zonas de marea el rodaballo se comporta igual que otros muchos peces del litoral, y se interna en las zonas tildales para conseguir su alimento. En ocasiones, con la bajamar, no encuentra el camino de vuelta, o bien éste ha quedado en seco, por lo que se acomoda en una charca y allí espera a que vuelva a subir la marea.
Una característica que presenta es que, de ser descubierto, puede incluso ser atrapado con las manos desnudas, debido a su escasa movilidad. Si se desplaza, bastará con seguirlo unos pocos metros, para volver a encontrarlo posado en el fondo.
Su distribución en nuestras costas es tan amplia como irregular. Podemos hablar de una especie, cuya captura siempre constituirá una agradable sorpresa, pero ésta raramente se produce.
En la actualidad, el rodaballo está siendo criado con éxito en cautividad y constituye uno de los triunfos de la acuicultura marina. Esperamos que esta práctica se consolide y desarrolle, para que las redes de arrastre que antes los buscaban con ansiedad destrozando el fondo, se pudran olvidadas y se recupere esta escasa especie para la pesca deportiva.
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